jueves, 21 de abril de 2016

Orquídeas colombianas

¿Buscas orquídeas? Estás en el lugar correcto; te encuentras en el hogar más formidable para estas bellas damas, donde podrás hallar la más increíble colección de orquídeas en el mundo, 4.270 especies para ser más exactos, de las cuales 1.572 son endémicas.
Como verás, nos resulta imposible enumerarlas en este sencillo espacio, pero basta con decir que  en Colombia la Familia Orchidaceae se da todo el gusto que quiera con unos 276 géneros en su haber, esto es, casi la tercera parte de lo que la familia tiene en todo el globo terráqueo. Razón demás para afirmar que las orquídeas colombianas no tienen competidor en ninguna parte.


Y es que no existe rincón en el territorio nacional donde no se registre la belleza más codiciada del reino vegetal. Al respecto, la Región Andina contiene el mayor número de especies 2.542 (de ellas 944 son especies endémicas), en orden de número le siguen la Región Pacífica con 533 y la Orinoquía con 143. Ahora bien, la exuberancia de las orquídeas colombianas es tal, que se afirma que un solo árbol, con las condiciones favorables para estas epifitas, puede dar hospitalidad a mayor número de especies, que el que podría ofrecer un bosque entero de un país que cuenta con las cuatro estaciones anuales. Qué tal la cifra.

De suerte que tienes todo un abecedario floral frente a tus ojos, porque  de la A a la Z Colombia posee más de un millar de orquídeas que solo prosperan en el territorio nacional, de estos bellos especímenes se destacan orquídeas como la hechizante Catleya trianae, la flor nacional que obtuvo este honor en el año de 1936 según concepto de la Academia Colombiana de Historia. Recibe el nombre de su especie en homenaje al médico, botánico y explorador José Jerónimo Triana.

Aunque huelga decir que la maravillosa exponente de las catleyas  no se encuentra sola como objeto de devoción de naturalistas, artistas y aficionados a embellecer todo tipo de espacios, también se encuentran otras beldades como ―por solo mencionar algunas―  la Dracula simia u orquídea mono, que posee una interesante nomenclatura que hace honor a su enigmática morfología con cara de mono vampírico (también se le encuentra en Ecuador); la Flor del Espíritu Santo (Peristeria elata) la cual no desentona el delicado nombre con su inmaculado ajuar: su corola de perfecta blancura resguarda lo que parece ser una pequeña paloma blanca, sencillamente hay que verlo para creerlo.


Y la clave para todo este derroche de belleza y complejidad natural en número y cualidades estriba en las extraordinarias bondades que posee Colombia para dar cobijo a miles de especies de flora y fauna: variedad de climas, fertilidad de suelos, hidrografía, etc. Así que… repetimos con gran orgullo: si buscas orquídeas, las orquídeas colombianas, por número, elegancia, complejidad y endemismo, son apuesta segura para engalanar desde el más sencillo jardín hasta el gusto más exigente y exquisito (ADVERTENCIA: para propósitos comerciales siempre se debe estar informado si la especie de interés es o no un ejemplar amenazado).

viernes, 1 de abril de 2016

Follajes tropicales

Las llamativas prendas que llevan  muchas flores de nuestra tierra no son las únicas elegidas para colmar de ornato y elegancia a un lindo y fragante jardín. De hecho, a los follajes tropicales se les puede considerar como ese valor agregado para acentuar los colores y las formas de las heliconias, las marantas, calateas, orquídeas, etc.

De entre estos follajes ya son célebres, por su belleza, adquisición y cuidado, nombres como el de los filodendros, las dracaenas, el helecho cuero, el helecho peine, el  tree fern (espárragos), y un amplio número de otras especies  difícil de listar en unos cuantos folios. 

Por tanto, los edecanes, los escoltas de la exuberancia de las flores tropicales son, pues, los selváticos follajes constituidos con sus exóticas ramas, hojas y tallos.
Así, los follajes tropicales hallan a sus mejores representantes en el género Monstera, Dracaena, Phormium, Philodendron, Cordyline, entre otros. Cada uno de estos géneros tiene especies dotadas de gran singularidad, de suerte que pueden encontrarse  entre ellos grandes y vistosas hojas como las que ofrece el Philodendron sanguineum, estilizadas formas halladas en el Papyrus japanese y ramas de hojas minimalistas como las que posee la bella Davalia fern. Valga la pena aquí una mención: algunos ejemplares se usan como follajes interiores, es decir, aquellas plantas que sirven para decorar casas, oficinas o espacios cerrados logrando sobrevivir perfectamente en estas condiciones.

En ese sentido de las llamadas condiciones, éstas denotan gran u
tilidad comercial siempre que en pocos días los follajes están listos para su corte, embalaje y posterior exportación.  Así que los ejemplares que sirven de cortejo a las flores más rutilantes, prosperan entre los 200 y los 2.000 msnm, crecen en áreas tropicales y subtropicales donde priman buenas condiciones de humedad y de calor; al respecto las zonas umbrías son las predilectas para que hallen cobijo y vivan estas magníficas especies. 

La suma de ello nos advierte que, en nuestro país, durante todo el año se pueden estar cultivando estas reclamadas especies que ofrecen a la vista y el placer estético natural toda gama de tamaños, formas y colores.
Ahora bien, su explotación comercial en Colombia está captando gran interés en los últimos años debido a las condiciones favorables que goza el país para su producción y exportación, y a la fuerte demanda de flores y follajes tropicales originada en la Unión Europea —especialmente en los países miembros de Europa Occidental—, EE.UU. y Japón. De suerte que departamentos como Cundinamarca, Antioquia, Boyacá y Risaralda puntean a nivel nacional como los departamentos que se han decantado por ofrecer gran productividad de follajes con decidida calidad de exportació